La cuenta bancaria es un producto financiero que se establece mediante un contrato con una entidad bancaria, mediante el que quedan anotados el balance final y los movimientos que realice el titular de la cuenta.
Entre las cuentas bancarias vamos a destacar dos tipos: las que son cuenta corriente, y las cuentas de ahorro que sirven para garantizar la seguridad del dinero del titular de la cuenta.
Con la cuenta corriente el que realiza el contrato con la entidad bancaria puede tener la disposición de sus fondos en cualquier momento mediante un talón, por los cajeros que se encuentran disponibles 34 horas en todas las entidades bancarias o en la propia ventana de caja de las mismas. Este tipo de cuenta no proporciona ningún tipo de interés a su dueño.
Son muchas las operaciones financieras que se pueden realizar mediante una cuenta corriente, y que sin ella no se podría. Como el quedar reflejado un crédito y todos los movimientos que conlleva el mismo, tener la domiciliación de pagos de cualquier tipo con cualquier sociedad, de la cuenta se pueden cobrar algunos intereses por estas operaciones, Se puede hacer el pago o el cobro de los impuestos con las entidades públicas.
En cambio, la cuenta de ahorro se distingue de la anterior por producir intereses durante un tiempo, dependiendo de la cantidad total ahorrada.
Todo depende del contrato en cuestión, por lo que se generarán intereses de manera mensual, trimestral o anual. Estos intereses podrán ser en dinero o en especie. El titular de la cuenta de ahorro puede que esté expuesto al pago de comisiones. Son muchos los servicios que pueden estar sujetos a estas cuentas, desde los más sencillos como ingresos y reintegros, hasta servicios más complejos como las operaciones con tarjetas de crédito o préstamos rápidos.
Uso de Cookies
Este sitio utiliza cookies para mejorar la experiencia de sus usuario. Por favor, visita nuestra política de privacidad para obtener más información sobre el uso que les damos.