Una tarjeta de crédito es un utensilio de plástico provisto de un microchip y una numeración grabada en relieve cuyo objetivo es el de identificar a su portador en determinadas operaciones de pago. Las suelen emitir las instituciones financieras, pero también lo hacen otra clase de empresas, como cadenas de tiendas y proveedores de servicios.
Las principales ventajas que ofrecen son las de poder disfrutar de financiación a la hora de realizar nuestras compras, así como disponer de un adelanto de efectivo siempre que lo necesitemos. Por tales servicios existe gran variedad de condiciones que el titular de la tarjeta debe cumplir tanto a la hora de solicitarla, como después de haber firmado el correspondiente contrato asociado a su tenencia.
Por norma, se pueden realizar pagos durante el período mensual sin tener que pagar ninguna comisión por ello a final de mes, siempre que se devuelva el dinero dentro del intervalo estipulado, estando obligados al pago de una comisión, más o menos razonable, si la contrapartida llega fuera de plazo.
A pesar de los gastos en forma de comisiones que el banco nos requiere cuando incumplimos los plazos acordados, el uso de tarjetas de crédito está ampliamente extendido y ofrece, al que la gestiona de forma adecuada, la posibilidad de tener una trazabilidad precisa de nuestras inversiones. Del mismo modo, la vida de la gente no siempre es igual de predecible para todos y en un mundo que no espera a nadie, es interesante poder disfrutar de liquidez extra en determinadas fechas donde nuestra capacidad de adquisición habitual, es insuficiente.
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